Después de la sequía

"Ni tú ni yo debemos dedicarnos poesía o entregarnos en promesas propias de la adolescencia."

Una sequía de emociones domina mis adentros y sujeta escritos que abogan por mis sentimientos. Ofrece resistencia al torrente lánguido, que inunda mi pasado avasallando mi presente, y finalmente se entrega rendida ante una intriga vehemente:

Tu satisfacción aparente que provoca escalofríos, que devuelve recuerdos vívidos y un abrazo no correspondido, llega antes que pronuncien los búhos sus melancólicas profecías y tu sonrisa entumecida dibujando remordimientos.

Es de esos adentros que escribo tonterías. Ni tú ni yo debemos dedicarnos poesía o entregarnos en promesas propias de la adolescencia.
Y suenan en tonos cuentistas los silbidos lechuceros y evaporan mis ideas las pesadas miradas y desaparecen públicamente tus movimientos agobiantes. Le acompaña a tu tertulia vana un sujeto que se llama así mismo posmoderno, a quien ahora le haces las caricias que sólo mi cuerpo atendía.

Desaparece en la neblina mi aliento contenido, mi reloj acusa a mi garganta libertad inesperada y sueltas el brazo de tu inexperto acompañante con la esquina ya volteada. El bisoño galán pretende hacerse dueño de tu jugada, pero lo batanea tu usual e irreverente negativa, una sonrisa mía aparece y mi mirada indómita aún te perseguía.

"Es de esos adentros que escribo tonterías."
Mi paso se hace fresco en medio de la noche que avanza lenta y mis manos se relajan dentro de mis bolsillos, los motores se perciben y sonrío otra vez. No importa si es melancolía o sosiego, se han destrabado los hilos que el verano había atado.


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