Hace un par de días, fuimos víctimas de un bombardeo sensacionalista. A través de las redes sociales se difundió en vídeo la entrevista a una niña vidente, la cual advertía a la población permanecer en sus casas a costa de sus propias vidas. La menor, de 10 años, aparecía siendo entrevistada en la radio Sauce 99.7FM, una estación radial de la selva peruana, y afirmaba portar un mensaje del mismo Dios. En resumen, las personas que desobedecieran a permanecer en sus casas, serían muertas en las calles o en el campo, donde les diera encuentro una mortal nube negra. A lo largo de los últimos años, se han vaticinado destinos finales bastante incongruentes pero que han gozado de mucha aprobación. Sin embargo, los más peligrosos pueden ser aquellos vaticinios que dejamos pasar por alto, como los de mi madre.
Hace 20 años, teníamos un restaurante como negocio familiar, allí gozábamos de una dotación importante de clientes fieles, la mayoría de ellos habían sido fidelizados por la sazón del patriarca. Usualmente, mis padres entablaban amistad con los clientes más frecuentes y en el desarrollo de esas relaciones las conversaciones tenían genuina confianza.
Y tú ¿tienes algún vaticinio infalible que te haya dado tu madre?
Hace 20 años, teníamos un restaurante como negocio familiar, allí gozábamos de una dotación importante de clientes fieles, la mayoría de ellos habían sido fidelizados por la sazón del patriarca. Usualmente, mis padres entablaban amistad con los clientes más frecuentes y en el desarrollo de esas relaciones las conversaciones tenían genuina confianza.
Los más peligrosos pueden ser aquellos vaticinios que dejamos pasar por alto.Uno de esos días, que todavía pululan en mi memoria, Alvino y Rogelio, dos jóvenes maduros, clientes asiduos, llegaron varios minutos después de la hora en que acostumbraban tomar sus almuerzos, en cuanto llegaron al local hicieron la elección de sus platillos y después de un breve momento su mesa estaba servida. Eran prácticamente los últimos clientes que quedaban en la sala y se les notaba un tanto diferentes. Yo vigilaba desde detrás de un mostrador de madera, mientras doblaba algunas servilletas y percibí una reveladora conversación. Mi madre se acercó acercó a la mesa de Alvino y Rogelio con lo último de su pedido y les preguntó si el ánimo que traían eran consecuencias de la borrachera que se habían pegado la noche anterior y de la cual ella había sido testigo a mediana distancia. Los clientes asombrados por el inesperado descubrimiento abrieron sus ojos con temor y engulleron una porción de la gelatina que recién habían recibido. Sus rostros enrojecidos decían cuán avergonzados estaban por el espectáculo de la noche anterior, allí mismo, ellos se disculparon por el hecho. Mi madre les había dado consejo desde siempre, que se alejaran de los vicios, pero sus preferencias juveniles les poseían, y esta vez su consejo sonó a profecía: la próxima vez que abusen del alcohol, algún conductor irresponsable terminará por arrollarlos. Dos semanas más tarde, supimos que ambos habían sido atropellados cuando estaban bajo los efectos del alcohol, pero esta vez solo fue un susto y la dueña del bar perdió a dos clientes. De allí que siempre reviso y tomo conciencia de los dictámenes que hace mi madre, porque ella nunca falla.
Y tú ¿tienes algún vaticinio infalible que te haya dado tu madre?
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