Garúa tenue

Menuda cosa no es irse a la cama con la culpa confesada y el perdón recibido.

Créditos. Pixabay
Puede ser a la mitad de la noche y aún es temprano para tomar oportunas decisiones, y aunque llueva afuera, es mejor un remojón a medianoche que amanecer ahogado en un vaso de culpa. Pues menuda cosa no es irse a la cama con la culpa confesada y el perdón recibido. El perdón te regula la presión y te afianza en la cordura.

Menuda cosa tampoco es un párrafo incompleto, incompleto por ese sentimiento incomprendido que evapora la tinta en los renglones sucesivos y las palabras que reabren los caminos de mis pensamientos impedidos, del cual la única transeúnte siempre fuiste tú.

Menuda cosa no es el regalo que te di. El que escondes en un rincón de tu clóset y que en las noches tormentosas sujetas contra tu pecho.
Porque sé aún me deseas en tus flojas conversaciones y en tus caricias insatisfechas y aunque esperas que toque a tu puerta con aquel ramo de tulipanes rosas, temes mojarte aun con la garúa tenue y es por ella que no sales a abrir.

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