Fantasear.



Fantasear: Dejar correr la fantasía. Preciarse vanamente. Imaginar algo fantástico.

Carros, máquinas de gran velocidad, aeronaves, etc.; poseerlas, cuando niño siempre fue mi fantasía. Ahora son sólo artefactos hechos para admirar y codiciar.



Al caminar por las calles veo gran cantidad de personas poseyendo algo que uno pueda codiciar y peor el propio subconsciente de uno “deja correr la fantasía”.


***

-          ¡Qué linda corbata! – se oía mientras deambulaba por el pasillo.
-          Oh! Gracias... –atinaba a contestar.
Un color verde pastel, muy hermoso por cierto, redescubría la elegancia que un joven podía osadamente llevar consigo.
Mucha satisfacción, elevaba mi autoestima y a la vez desempolvaba cierta vanidad; todos los efectos de aquella prenda. Hechos simples que juegan con la mente propia, así como el gato con el ratón, las cuales te van matando lentamente.
Sugerir posturas innaturales se hicieron frecuentes mientras mi mente vagaba, y aunque reía por las estupideces que sugerían mis neuronas,  callaba, pues regresaba aquel instinto egoísta de “superación” que hacía creer que en un futuro, aparentemente no muy lejano, podía plasmarse esa pantalla que había trazado. ¿Bueno? aparentemente, ¡no! , en el fondo, tal vez. Y es que probablemente uno poco a poco llega a “Preciarse Vanamente”.

***

ALGUIEN se tardaba. Era notoria mi incomodidad y es que impaciente mi actitud, revelaba que algo no se suscitaba como yo quería.
El calor me ahogaba, el bochorno me devoraba, sentía como si una docena de personas me respiraban en la nuca, realmente era incómodo. Diez minutos más tarde, el chillido salvador de las bisagras de las ventanas anunciaba que, por el momento, no desmayaría.
Aquella silueta que esperaba ver cruzar por la puerta, apareció. Acompañada como de costumbre, por un sujeto trigueño que parecía haber perdido una pelea, y una muchacha que traía el cabello desordenado opacando sus lindos ojos azules. Dispuso a sentarse, totalmente lejos de mí.
No podía creerlo era algo que exterminó todas mis posibilidades. Suponía que jamás pasaría eso, al menos no conmigo.
Da rabia observar que las “fantasías” de uno, no concuerden con la “realidad”. ¡Maldición! ¿Será que la lógica humana es una falacia total?; la mente del hombre es tan compleja y a la vez diminuta, que ni la psicología daría lugar que nuestra realidad sea simplemente una gran fantasía.
Aunque pensándolo bien por algo existe la palabra “fantasear”, incluso puede ser que el mismo hombre nos obligue a vivir en ella, porque sugiere a uno que es mejor: “Dejar correr la fantasía. Preciarse vanamente e Imaginar algo fantástico”. Todo por cumplir “su propia fantasía”...

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