"Sí dime" Contesté sin mostrar mi evidente fastidio.
"¿Me permites ver el nombre de la autora?" Preguntó mirándome fijamente.
Para entonces su interrupción había dejado de importarme y su cálida voz me atrajo a continuar con la plática.
"¿Sí puedo?" Insistió.
"Ah claro. Cómo no." Dije sin poder evitar mi clara distracción.
"Oh, sí. Recuerdo haber leído esta obra antes..." Fue entonces cuando la conversación me poseyó.
Escudriñaba mis frases con qué atención. Eso sí se llama atender. Atención...
Los temas que surgían eran de mutuo agrado. La intuición era comprobada entre nuestro intercambio de risas y preguntas con respuesta. Hacía rato que merecía algo parecido. Sus ojos recorrían desde los míos hasta mis labios como si viera cada palabra salir de mi boca. Qué atención. Pero no fue sólo eso. Su inteligencia estaba comprobada por la consistencia de sus ideas. ¿Y qué edad tenía? "Pero si a penas me llevas un año" Susurró.
Todo era tan cálido, tan ameno, tan... especial.
No conseguía regresar la vista hacia el libro. Ni lo quería. La conversación parecía no tener final.
¿Cuántas veces me perdí de ese tipo de personas sólo por ser frío en mi respuesta e imponerme seguir con mi actividad? Ahora todo cambiaba. Necesitaba repetir esto. ¡Pero si aún terminaba! Maldita reacción tardía. Fue demasiado tarde...
"Bueno, deseo conserves tus ideas para cuando volvamos a encontrarnos..."
¿En realidad había oído eso? Parecía estar en un mundo paralelo y que esto no estaba ocurriendo en realidad. Para cuando terminé de refutar mi anterior idea sus ojos seguían examinando mi sonrisa. Sí, mi sonrisa.
"Emmm, deseo igual. Digo, no quiero perder mis sueños..." ¿O sí? Sólo sonreí. Más. Aún más. No duró mucho. O al menos, eso sentí...
"Muchas gracias por la charla. Hiciste del tráfico algo imperceptible." Dijo y me fulminó con su coqueta mirada.
Avizoré de inmediato lo que devenía, pero quedé atónito. Mis palabras se atropellaban entre sí, caían bruscamente dando contra mis labios para salir jamás. Jamás.
"Gracias a ti" Al fin pude susurrar. "Que tengas un lindo día" ¿Realmente dije eso? Nada más. Nada. ¡Qué idiota!
¡¡Te habías ido!!. Y ¿cuál es tu nombre? ¿cómo te llamas? Incógnita por siempre sin resolver. Por siempre.
0 Comentarios